martes, 4 de marzo de 2008

Los Destellos y Rosalina




Capítulo 1 “Dos Almas”
Nuestra historia comienza hace mucho, mucho tiempo.

Un día, una muchacha encontró una nave estelar, En ella vivía Destello, un ser diminuto.

La muchacha preguntó a la pequeña estrella:

-¿Cómo te llamas? ¿Estás perdido?
-Soy Destello, y estoy esperando a mi mamá. ¡Vendrá por mí en un cometa!

Destello llevaba ya esperando largos días y largas noches.

La muchacha hizo una promesa a Destello:

-No te preocupes. Esperaré contigo.

Cuando cayó la noche, la muchacha tomó prestado el telescopio de su padre y observó el cielo. Por desgracia, por mucho que mirara el firmamento, el cometa que buscaban no aparecía. Pasaron los días, las semanas, y los años, pero seguía sin aparecer.

Al final, la muchacha le dijo a Destello entre suspiro y suspiro:

-Acabaré cumpliendo más de cien años si nos quedamos aquí esperando.

Entonces tuvo una idea.

-¡Vamos a buscar a tu mamá nosotros mismos!

La muchacha y Destello arreglaron la oxidada nave estelar y pusieron rumbo al cielo estrellado. Y así fue como comenzó la búsqueda de la madre de Destello.


Capítulo 2. “Trozos de Estrellas”

Los días pasaban sin rastro del cometa, ni de un solo planeta. En su lugar, solo se podían ver asteroides tan lejos como alcanzaba la vista.

- Si hubiera sabido que nos íbamos a tardar tanto tiempo, habría traído más mermelada.- Dijo la muchacha al sentirse hambrienta.

Antes de marchar, había preparado todo lo imprescindible: pan, leche, mermelada, un telescopio, un conejito de peluche, una res para mariposas y té con sabor a albaricoque, pero…

-¡Olvidé traer agua!

Al oír esto, Destello rompió a reír, y la muchacha comenzó a hacer pucheros.

-Estaré bien mientras tenga Trozos de Estrellas.- Dijo Destello - ¿Porqué no los pruebas?

La muchacha no pudo seguir enojada después de escuchar esto. Destello continuó riendo y la muchacha no pudo evitar reír también.

-De acuerdo, supongo que puedo probar un poco.

Con la red para mariposas de la muchacha, los dos se asomaron desde la nave y comenzaron a recoger Trozos de Estrellas. Estuvieron a punto de caer varias veces, pero continuaron.

Los Trozos de Estrellas sabían como la miel.


Capítulo 3 “El Cometa”

Un rayo de luz atravesó la ventana de la nave. Creyendo que era el sol de la mañana, la muchacha miro por la ventana y vio un brillante cometa de color azul turquesa.
La muchacha despertó a Destello y gritó con emoción:

-¡Tenemos que llegar hasta ese cometa!

Ambos descendieron sobre el cometa y descubrieron que estaba hecho de hielo. Buscaron por todas partes, pero no encontraron a la madre de Destello. Agotada, la muchacha se sentó sobre el suelo algo desconcertada, incapaz de dar un paso más.

-¡Mira! ¡Mira!

Destello se fijó en el hielo de la superficie y descubrió varios Trozos de Estrellas.

-¿Qué te parece? ¡Encontrar Trozos de Estrellas es mi especialidad! – Destello estaba radiante – Aquí hay mucho hielo, pero también es muy cálido. Además, seguro que también encontramos agua. Es un paraíso.

Tras pensarlo, decidieron vivir allí durante un tiempo. Los dos continuaron buscando a la madre de Destello sobre el cometa color turquesa.


Capítulo 4. “El Sueño”

Una noche, la muchacha soñó con su madre.

-¿A dónde vas? – La muchacha preguntó mientras su madre estaba de espaldas.

Su madre habló sin voltearse:

-No voy a ninguna parte. Siempre estaré observándote. Por el día seré el sol, y por la noche seré la luna. Siempre estaré velando por ti.

De repente la muchacha entristeció.

-¿Qué ocurrirá los días de lluvia, cuando no pueda ver el sol ni la luna? –

Su madre permaneció pensativa un momento y contestó…

-Esos días, seré una estrella que espera por el fin de tus llantos sobre una nube.

Al despertar, la muchacha tenía los ojos bañados en lágrimas. Destello se acercó y le dijo:

-Tienes toda la cara llena de Trozos de Estrellas.-
-¡Son lágrimas, no Trozos de Estrellas! ¡Estoy llorando porque nunca volveré a ver a mi madre!

Al oír esto, Destello también comenzó a llorar.

-Mamá, mamá…-

Viajaron sobre el cometa a través del cielo estrellado, y aunque encontraron muchos otros cometas, la madre de Destello no estaba en ninguno de ellos. Destello estaba muy triste.

-Vamos, Destello. Las nubes de lluvia no se irán si sigues llorando.- Dijo la muchacha, abrazando a Destello. –Si dejas de llorar te daré un regalo…-

La muchacha cerró los ojos y dijo con una voz gentil:

-Yo cuidaré de ti.

Y en ese mismo instante, sintió encenderse una llama cálida en lo más hondo de su corazón.


Capítulo 5 “Hogar”

-Aquí irá la cocina, aquí pondremos la biblioteca. Aquí pondremos el cuarto de juegos.- La muchacha se dijo enérgicamente así misma.

Desde que la muchacha decidió cuidar de Destello, había estado muy ajetreada.

-Es mucho trabajo, pero vale la pena crear un hogar feliz.

Resultó que los Trozos de Estrellas no eran lo único enterrado en el hielo. Había herramientas y muebles que eran distintos de todo cuanto habían visto, y la muchacha los utilizó para construir una casa. Cuando terminaron, Destello dijo:

-¿No crees que es muy grande para nosotros dos?

Tenía una biblioteca, un dormitorio, una cocina, una fuente y hasta un cuarto de juegos. Era muy espaciosa, pero todavía faltaba algo.

-Ojalá mi padre, madre y hermano estuvieran aquí.- Dijo la muchacha con nostalgia.

Era cierto. La casa era demasiado grande para los dos pequeños residentes.

Aquella noche, abrazando su conejo de peluche hacia su corazón, la muchacha se durmió en la nave estelar.


Capítulo 6 “Amistad”

Entonces, un día que la muchacha estaba sentada bebiendo té, un pequeño planeta del color de un albaricoque apareció en el horizonte. Allí vivía un ser igual que su pequeño compañero. La muchacha dijo emocionada:

-¡Ustedes dos son iguales!

Pero ellos se quedaron callados y parecían un poco nerviosos. Los dos pequeños se observaban interminablemente sin acercarse ni alejarse.

-¡Es mi mamá! –

Al momento, el Destello de color albaricoque respondió con un eco:

-¡Mi mamá! ¡Mi mamá!
-¡Mi mamá! ¡Mi mamá!

Los dos Destellos bailaban frenéticamente alrededor de la muchacha, y ninguno de ellos se detenía. La muchacha estaba tan encantada con esta adorable escena que comenzó a reírse.

Y en ese momento ocurrió algo muy extraño.

De repente, más Destellos empezaron a saltar del planeta albaricoque. Eran Destellos azules, amarillos, y de todos los colores, pero todos ellos gritaban lo mismo.

-¡Mi mamá! ¡Mi mamá!

Al ver los Destellos gritando, la muchacha reía más y más.

-¡¿Qué voy a hacer con todos estos niños?!- Los Destellos la miraban, confusos, mientras ella reía aún más.- Bueno, supongo que comenzaré a cada uno de ustedes un nombre.

La muchacha decidió que, al día siguiente, se mudaría a vivir con todos los Destellos en la nueva casa.


Capítulo 7 “El Telescopio”

Después de ver el cometa número cien, la muchacha pensó de repente:

-Me pregunto si el planeta el que nací todavía tiene un brillo azul.

En ese momento recordó que tenía el telescopio de su padre. Observando con el telescopio vio un pequeño planeta azul. Era aún más pequeño que un Trozo de Estrella.

-Qué extraño. Está muy lejos, pero lo siento muy, muy cerca.

Giró el objetivo del telescopio y el planeta azul creció y creció hasta enfocar una colina.

Siempre había guardado con cariño el recuerdo de ese paisaje.

- Solía ir allí a ver estrellas cuando vivía en mi planeta natal.

Estaba viendo justo la colina de su infancia.

Recordó aquella colina en la que estuvo con su padre mirando las estrellas…
Recordó como bajaba en trineo por esa colina con su hermano…
Recordó aquella colina en la que almorzaba con su madre los días soleados…
Y…

-¡Quiero volver! ¡Quiero ir a mi casa ahora mismo!

La muchacha comenzó a llorar, y los Destellos estaban desconcertados. No sabían que podían hacer.

-¡Quiero volver! ¡Quiero ir a mi casa en la colina! ¡Quiero ver a mi madre!

Sus gritos no tenían fin.

-Pero sé que no está allí. ¡Mi madre no puede estar junto a las estrellas! Es imposible…imposible, porque mi madre… ¡Está durmiendo bajo el árbol de la colina!

Los lamentos de la muchacha hicieron eco en la galaxia, pero solamente obtuvo silencio.


Capítulo 8 “El Deseo”
Aunque la muchacha solía estar muy feliz, un día entristeció de nuevo.

Destello se acercó y trató de animarla.

-¡Mamá, me tienes a mí! Y no te preocupes por tu mamá. ¡Ella está dentro de ti!, y eso quiere decir que siempre la tienes cerca. A mi me pasa lo mismo. Me encantan los Trozos de Estrellas porque me recuerdan a mi mamá.
-No… ¡No! – La muchacha no podía dejar de sollozar.

Destello, tras poner una cara apenada, sonrió mucho:

-¡Tengo una idea! ¡Me convertiré en un cometa errante que les lleve a todas partes durante el viaje!

Nada más pronunciar estas palabras, Destello se vio envuelto en un resplandor. Aunque parecía que su vuelo iba hacía las alturas más infinitas, cayó en picada hacía el mismo cometa.

¡Ba-baaaam! ¡Za-baaaam!

El suelo comenzó a temblar, y una estela de luz brotó del agujero que se había formado. La estela de luz comenzó a dar vueltas como un torbellino frenético, y finalmente se hizo un todo hasta formar la cola de un cometa.

El Destello renació en forma de cometa.

La muchacha no podía comprender lo que ocurría. No cesaba de preguntarse qué estaba pasando.

-¿Por qué? ¿Cómo?

Entonces un Destello Rojo dijo:

-Nuestro destino como Destellos es transformarnos en estrellas, cometas, planetas… ¡Podemos convertirnos en todas esas cosas!

Un Destello verde dijo:

-Cuando crezca, quiero convertirme en una estrella que traiga la sonrisa a un ser querido.

Por último, un Destello azul dijo:

- Se transformó en un cometa muy bonito ¿verdad?

Todos los Destellos gritaron a la vez:

-¡No llores más, mamá!

La muchacha dijo con un susurro:

- Gracias -

Y seguidamente, abrazó a los Destellos.

Desde aquél día, los Trozos de Estrellas dejaron de brotar de los ojos de la muchacha.

El cometa, con gran dignidad y belleza, extendió su estela que surcando el cosmos rumbo al hogar de la muchacha.


Epílogo “Familia”

Destellos mil. Telescopios mil. El cometa era tan bonito que la muchacha y los Destellos lo convirtieron en su hogar.

En la fiesta de bienvenida para un nuevo Destello, la muchacha reunió a todos los Destellos en la cocina y dijo…

-¡Hagamos un pastel y rociémoslo con Trozos de Estrellas! ¡Así será un pastel de estrellas!

Los Destellos, emocionados, comenzaron a reunir los ingredientes. Al ver a los Destellos correr de un lado para otro, la muchacha pensó:

-Ahora, esta es mi familia, y estaré con ellos hasta que estén listos para dejar el nido. Y cuando se marchen, los despediré con una sonrisa. Porque ese es el mayor motivo de felicidad para una madre.

Aquella noche, cuando la muchacha se acostó, una suave luz la envolvió y le hizo recordar su planeta azul.

-Pero sería estupendo volver a casa una vez cada cien años y dormir en mi rincón favorito.

El cometa que lleva a los Lumas y a la muchacha continúa su viaje por toda la galaxia.

Hoy en día, ya lleva sobre él innumerables compañeros que ya son familia y una vez cada cien años, vuelve al planeta natal de la muchacha. Su estela es tan resplandeciente como siempre.

FIN