"La Historia de K"
"K" o "Kui" era una criatura perfecta, imaginada por Dios, el Padre Azul.
Hoy la identificaríamos como un ángel, pero era mucho más. No importa, imagínatela a tu manera pues por mucho que pudieras acertar siempre quedarías atrás.
"K" no es varón, ni tampoco hembra. Era simplemente.
Reunía en su naturaleza -no material- todo lo que podemos estimar como complementario: luz y ausencia de luz, sonido y silencio, realidad y promesas, yo y tú, el uno que produce dos, la fuente que mana hacia el exterior y, sobretodo, hacia el interior, el haber y el no haber, el Amor que se basta así mismo pero que no puede detenerse, lo cerrado, que sólo puede ser concebido si está abierto, la quietud y la aspiración, lo que actúa sin actuar, lo amarrado y lo instintivo, la mitad de cada sueño, la libertad y el Destino, lo inminente que nunca es lo que vemos, que a su vez, nos ve, pensar y ser, el rojo del "adiós" y el azul del "vamos"...
"K" en definitiva es un ser dual con la propiedad de presentar o poseer dos estados diferenciados, e incluso, opuestos, y mucho más...
Pero un día, "K" descubrió que existen el tiempo y el espacio, a los que jamás tuvo acceso. Síntió curiosidad quiso experimentar. Y se asomó al tiempo. Entonces ocurrió algo nuevo: "K" se dividió en dos. Una parte se hizo mujer; la otra apareció como varón. Eran las reglas del juego. Si deseaba vivir en el tiempo -es decir, en la imperfección- tenía que aceptar la nueva dualidad..."K" siempre vive en "Dos"
Y muy a su pesar, "K" mujer y "K" hombre, siguieron rumbos distintos.
A veces coincidieron y vibraron, pero los encuentros fueron breves, y la vida terminó distanciándolos.
Ella lo añora, y él, a su vez, la mantiene viva en su corazón, pero ninguno de los dos conoce el secreto de "K". El juego prohíbe la reunión definitiva, al menos en los mundos materiales. Él vive, y ella vive igualmente, y experimenta. Ella crece, y él crece. Ella lo ama, y él la ama, pero no saben porqué. Ignoran que fueron, y serán "K".
Y llegará el momento en el que mujer y hombre retornarán a su primitivo estado -la forma espiritual- y serán "K". Entonces a su Amor natural, habrá sido añadida la vivencia humana, el amor, pero con minúscula.
Porque el Amor y el amor son distintos.
El Amor es la segunda "gravedad" que lo cohesiona todo, sea visible o invisible, se derrama sobre nuestra inteligencia, y surge la poesía, la soliradidad, el sacrificio, la bondad, la genialidad, la tolerancia, el humor, y porsupuesto, el amor que es confeccionado por manos finitas.
Si es así, si la historia es cierta, y Él, Dios, insisto nunca mentía, entonces mi amor por él si tenía sentido. Era imposible, pero sólo en el tiempo. Si él y yo éramos "K", él o yo esperaríamos en el ´alam, en la eternidad...
"K" o "Kui" era una criatura perfecta, imaginada por Dios, el Padre Azul.
Hoy la identificaríamos como un ángel, pero era mucho más. No importa, imagínatela a tu manera pues por mucho que pudieras acertar siempre quedarías atrás.
"K" no es varón, ni tampoco hembra. Era simplemente.
Reunía en su naturaleza -no material- todo lo que podemos estimar como complementario: luz y ausencia de luz, sonido y silencio, realidad y promesas, yo y tú, el uno que produce dos, la fuente que mana hacia el exterior y, sobretodo, hacia el interior, el haber y el no haber, el Amor que se basta así mismo pero que no puede detenerse, lo cerrado, que sólo puede ser concebido si está abierto, la quietud y la aspiración, lo que actúa sin actuar, lo amarrado y lo instintivo, la mitad de cada sueño, la libertad y el Destino, lo inminente que nunca es lo que vemos, que a su vez, nos ve, pensar y ser, el rojo del "adiós" y el azul del "vamos"...
"K" en definitiva es un ser dual con la propiedad de presentar o poseer dos estados diferenciados, e incluso, opuestos, y mucho más...
Pero un día, "K" descubrió que existen el tiempo y el espacio, a los que jamás tuvo acceso. Síntió curiosidad quiso experimentar. Y se asomó al tiempo. Entonces ocurrió algo nuevo: "K" se dividió en dos. Una parte se hizo mujer; la otra apareció como varón. Eran las reglas del juego. Si deseaba vivir en el tiempo -es decir, en la imperfección- tenía que aceptar la nueva dualidad..."K" siempre vive en "Dos"
Y muy a su pesar, "K" mujer y "K" hombre, siguieron rumbos distintos.
A veces coincidieron y vibraron, pero los encuentros fueron breves, y la vida terminó distanciándolos.
Ella lo añora, y él, a su vez, la mantiene viva en su corazón, pero ninguno de los dos conoce el secreto de "K". El juego prohíbe la reunión definitiva, al menos en los mundos materiales. Él vive, y ella vive igualmente, y experimenta. Ella crece, y él crece. Ella lo ama, y él la ama, pero no saben porqué. Ignoran que fueron, y serán "K".
Y llegará el momento en el que mujer y hombre retornarán a su primitivo estado -la forma espiritual- y serán "K". Entonces a su Amor natural, habrá sido añadida la vivencia humana, el amor, pero con minúscula.
Porque el Amor y el amor son distintos.
El Amor es la segunda "gravedad" que lo cohesiona todo, sea visible o invisible, se derrama sobre nuestra inteligencia, y surge la poesía, la soliradidad, el sacrificio, la bondad, la genialidad, la tolerancia, el humor, y porsupuesto, el amor que es confeccionado por manos finitas.
Si es así, si la historia es cierta, y Él, Dios, insisto nunca mentía, entonces mi amor por él si tenía sentido. Era imposible, pero sólo en el tiempo. Si él y yo éramos "K", él o yo esperaríamos en el ´alam, en la eternidad...
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